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Abr 30

¡Encarcelemos a Dario Fo!

En 1970 Dario Fo estrenó en Varese (Italia) una de sus obras más celebradas: Muerte accidental de un anarquista. A lo largo de la representación los personajes tratan de “construir” una historia verosímil para explicar cómo un anarquista había muerto al “caer” desde una ventana de la comisaría en la que estaba detenido y custodiado por nada más y nada menos que seis policías.

DarioFo

Loco.- Pues claro. El muy astuto montó la comedia del ofendido a muerte, para tener un pretexto lógico para suicidarse… ¡lógico para ustedes, pero absurdo para los demás!

Comisario jefe.- ¿Cómo “para los demás”?

Loco.- ¿No lo entienden? Se hizo el camicace para hundirles. Él se tira; ustedes, ingenuos, relatan los hechos tal y como ocurrieron a la prensa y a la televisión, y nadie les cree, menos nuestro amado juez archivador, por supuesto… quien, además, escuchen lo que escribió en la orden: “el arrebato fue provocado por orgullo herido”. ¿Y quién se lo traga? ¡Suena a cuento chino!

 

La obra está plena de diálogos en los que se insinúa la implicación de diversos estamentos del Estado en acciones aparentemente desestabilizadoras, pero que no vienen más que a reforzar el poder de un sistema político podrido.

La acción se desarrolla en Milán, en un momento en que se suceden en Italia los atentados terroristas, en el marco de la que se llamó la “estrategia de la tensión”. La trama responde a un suceso real, la caída “accidental” del anarquista Pinelli desde la ventana de una comisaría.

Dario Fo explica en el prólogo de la obra que ésta se basa en un caso ocurrido en los Estado Unidos de América en 1921. Se trataba de una pequeña mentira dirigida a evitar la censura y los previsibles ataques por exponer los sucesos reales.

Darío Fo es un autor mundialmente reconocido. Lejos de considerarle apologeta del anarquismo violento, en 1997 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura.

Entre nosotros las cosas ocurren de otra forma. El asunto es bien conocido: dos titiriteros presentan a la inquilina de una vivienda, que es víctima de sucesivos ataques e injusticias desde diversos estamentos, desde el casero hasta la Iglesia, la policía y un juez. Al final el poder trata de manipular la verdad, acusando de terrorismo a la inquilina de la vivienda.

Salvando las distancias (sobre todo la distancia frente a la enormidad de Dario Fo), los planteamientos de la Muerte accidental de un anarquista y La Bruja y don Cristóbal no son tan lejanos.

Se puede juzgar la calidad dramática de la obra, la adecuación o no a un público infantil, la consistencia de la trama teatral del supuesto montaje policial (ficticio en todo caso).

Pero no parece sensato que la calidad de la obra o el juicio crítico que pueda provocar en algunos sectores pueda conducir a la aplicación del Código Penal. “Han escrito ustedes una obra tan mala, tan mala, que les voy a meter en la cárcel”, podría haberles dicho el juez.

Surrealista. O no… Porque los dos titiriteros durmieron cuatro noches entre rejas y aún están sometidos a medidas cautelares por la justicia penal.

¿En qué país vivimos? ¡Metamos también en la cárcel a Dario Fo!.

En el linchamiento han participado diversos diarios y algunas asociaciones. El día 5 de febrero, cuando se produjo la controvertida representación, y los días siguientes, determinada prensa cargó contra los titiriteros, tergiversando la trama de la obra. Hablaban de violaciones, de monjas apaleadas, de jueces ahorcados… Cuando la verdad era mucho más sencilla: una señora (la bruja) es víctima de acoso inmobiliario, de agresión a sus derechos como madre, de brutalidad policial y de sentencia injusta. Finalmente, bajo la presión de lo vivido, la señora se carga a un juez, algo que está muy mal (que quede claro, no sea que…). El sistema trata de esconder todo lo que hay detrás de la historia haciendo aparecer a la protagonista como una peligrosa terrorista. Esa es la función de la famosa pancartita “Gora Alka ETA”.

El día 28 de abril, la obra ha sido representada en Madrid por Alberto Sanjuán y Gloria Muñoz, con el apoyo y la implicación de diversas personas del mundo de la cultura. Se realizó en el marco de un acto por la Libertad de Expresión y contra la llamada Ley Mordaza. La respuesta, una denuncia de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

¿Van a denunciar a todas las personas que ofrezcan públicamente el video de la representación?, ¿Van a denunciar al personal de la agencia Europa Press, a sus directivos y a sus propietarios?

De hecho, Europa Press está contribuyendo a la reproducción del delito ad infinitum, pues ha puesto a disposición mundial el video que se puede ver a continuación.

Si nuestros titiriteros hubieran situado la acción en Venezuela y en el cartelito hubieran escrito “Abajo la dictadura” seguro que algunos propondrían a estos chicos para el premio Cervantes.

La cuestión es saber qué persiguen quienes criminalizan una representación teatral. ¿Qué pretenden esconder o qué reacción en la sociedad pretenden provocar?

Nos lo explica Dario Fo en la misma obra que comentábamos arriba:

 

Periodista.- En pocas palabras, viene a decir que el escándalo, cuando no lo hay, conviene inventarlo, ya que es un medio extraordinario para mantener el poder, aliviando la conciencia de los oprimidos.

Loco.- Claro, la catarsis liberadora de tensiones, y ustedes los periodistas independientes son sus máximos sacerdotes.

Periodista.- ¿ah, sí? Pues no será para el gobierno, que se agita y corre como un loco a tapar cada escándalo que destapamos.

Loco.- Se agita el gobierno, que sigue siendo decimonónico, precapitalista… pero fíjese en gobiernos más evolucionados, como los de Europa del Norte.

(…)

Cartel comisario.- ¿No os parece un discurso un poco marxista?

Cartel comisario jefe.- No, es la típica dialéctica jesuítica: primero te da la razón y después te destroza”

Se recomienda leer, o releer, la Muerte accidental de un anarquista. Pero en el cuarto de baño… por si las moscas…

Algo grave está pasando con la libertad de expresión en el Estado Español. De eso habrá que ocuparse otro día.

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